Se le prohibió estudiar astronomía por ser mujer, hoy una galaxia lleva su nombre

Vera Rubin, la astrónoma en cuyo honor se ha nombrado informalmente esta galaxia estuvo a punto de no poder seguir estudiando porque no se permitía que las mujeres estudiaran posgrados en Princeton.


El Telescopio Espacial Hubble operado por las agencias NASA/ESA colaboró con una espectacular imagen de la que probablemente es la Galaxia Espiral más grande que se ha estudiado, la cual dista 232 millones de años luz de nosotros y se encuentra en la Constelación de Perseo. Esta galaxia mide 816,000 años-luz de ancho, 8 veces el tamaño de nuestra Vía Láctea y contiene diez veces más estrellas.
Galaxia Espiral UGC 2885.  Crédito imagen NASA / ESA / B. Holwerda, University of Louisville.

La galaxia ha sido apodada "Galaxia Rubin", en honor a la astrónoma Vera Rubin, a sugerencia de Benne Holverda de la U. de Louisville, quien la observó usando el Hubble, y quien expresa que su investigación estuvo inspirada principalmente por el trabajo de la Dra. Vera Rubin de 1980.

"La Dra. Rubin midió la rotación de las galaxias y proveyó evidencia importante sobre la Materia Oscura, la cual debe formar la mayor parte de la masa de las galaxias."

"Consideramos esta foto como una homenaje a la Dra. Rubin.  El objetivo de citar su trabajo en nuestra investigación fue en gran parte el objetivo de solicitar el uso del telescopio Hubble."

El Dr. Holwerda y sus colegas de Canadá y EEUU se encuentran determinando cómo es que una galaxia espiral pudo llegar a tener esas enormes dimensiones.  "Tal vez la clave sea que se encuentra muy alejada de otras galaxias que la hubieran podido afectar chocando con ella y alterando su forma.  Y parece seguir creciendo."



Vera Rubin cursó el pregrado de astronomía en Vassar y quería matricularse en la escuela de posgrado de Princeton, pero las mujeres no fueron admitidas en el programa de astronomía de posgrado sino hasta 1975, algo realmente singular y despreciable, dado el importante papel que las mujeres han desempeñado en la astronomía del último siglo. Después de terminar una maestría en física en Cornell, donde estudió con gigantes como Richard Feynman y Hans Bethe, y también con el brillante y poético Philip Morrison, se cambió a la Universidad de Georgetown. En 1954, completó su doctorado bajo la supervisión de otro prodigio de la física, George Gamow. Durante ese tiempo ella tomaba sus clases por la noche, mientras su esposo la esperaba en el auto porque ella no sabía conducir.



Sus primeras investigaciones fueron en torno al movimiento de las galaxias, demostrando que además de su recesión uniforme debido a la expansión del universo de Hubble, la mayoría de las galaxias tienen pequeños movimientos peculiares que se deben a su aglutinación gravitacional en cúmulos. Durante este tiempo ayudó a mantener a su familia, criando a cuatro niños mientras que enseñaba a tiempo parcial en el Montgomery County community college y en Georgetown, uniéndose a la facultad en Georgetown en 1962. Ella logró alcanzar suficiente reconocimiento durante este período para convertirse en la primera mujer a la que se le permitió utilizar los instrumentos del Observatorio Palomar, en 1965, y en ese mismo año se trasladó al Departamento de Magnetismo Terrestre (DTM, por sus siglas en inglés) en el Carnegie Institution en Washington, donde permaneció durante el resto de su carrera.



Luego de obtener su doctorado,  Vera Rubin ingresó al Instituto Carnegie y tiempo después decidió estudiar  la velocidad de rotación de las estrellas en la galaxia de Andrómeda.  Fue ridiculizada por sus colegas, quienes lo consideraron demasiado simple.   El exahustivo trabajo de la Dra. Rubin estableció que existe una discrepancia importante entre la velocidad prevista para la órbita de las diferentes estrellas en torno al centro de sus galaxias y la velocidad a la que realmente se mueven.  Esto conforma un fuerte argumento a favor de la existencia de la llamada "Materia Oscura".

Vera Rubin fue nominada al Nobel, pero increíblemente nunca lo recibió, a pesar de la trascendencia de su trabajo.

A lo largo de su carrera Rubin fue una brillante modelo a seguir para las mujeres jóvenes, alentándolas a estudiar astronomía y el universo, y trabajando dentro de organizaciones profesionales para asegurar la equidad para las mujeres científicas. Pero ella no es definida por su género, ni será recordada por ello, sino por sus notables contribuciones como científica. Como una vez escribió: “...mis números significan más para mí que mi nombre. Si los astrónomos siguen usando mis datos en el futuro, ese será mi mayor cumplido”. 1





Comentarios

Entradas populares